Los palacios imperiales se asientan sobre el Palatino, probablemente la colina más famosa de Roma. Es un paraje con extensiones de césped y grandes pinos, que durante la República se convirtió en el barrio donde residía la clase dirigente romana y los más ricos.
En esa época, el término palatium acabo designando tanto a la colina como al palacio del emperador. Este vocablo se extendió a otras lenguas europeas.
Debido a que se ubicó allí la clase política, se llenó el lugar de palacios y domus, que eran las viviendas unifamiliares romanas, de familias con cierto poder económico. Entre las domus más destacadas del Palatino, está la Tiberiana, que fue el primer auténtico palacio imperial.
Además está allí la Domus Flavia, que fue residencia oficial y pública de los emperadores, y la Domus Augustana que era la residencia privada del emperador.
Además está allí la Domus Flavia, que fue residencia oficial y pública de los emperadores, y la Domus Augustana que era la residencia privada del emperador.
Por otro lado se halla el gran estadio del Palatino en forma de circo, que estaba rodeado por un pórtico de dos pisos. Lo mando construir Domiciano y estaba concebido para celebrar en él distintas competiciones y fiestas.
Otros restos arqueológicos de interés son el Templo de Cibeles, del que se conserva su podio, o la importante casa de Livia, claro ejemplo de una rica residencia romana. También merece la pena ver lo que queda de los jardines Farnesianos y el Criptopórtico, que era una galería que recorría un lateral del palacio de Tiberio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario